miércoles, 14 de noviembre de 2012

La medicina integrativa



Debemos evitar las etiquetas porque no hay medicinas buenas y malas, no existen las medicinas alternativas,
existen medicinas que funcionan. 
Por eso planteamos abiertamente que la medicina del futuro debe ser la medicina integrativa.


Que las propiedades terapéuticas de las plantas eranutilizadas por el hombre hace miles de años es algo sobradamente conocido. Que nuestros antepasados ya sufrían ardor de estómago, también; y que no les daban durante toda su vida inhibidores de la bomba de protones (omeprazoles) es evidente.
Por eso a D. Miguel de Cervantes no le crecían los pechos, ni retenía líquidos, ni se le entumecía la mano que le quedaba para escribir, ni tenía el hígado hecho una pena, al menos por este motivo. Alguien como el buen Sancho, entre gigante y molino, le recomendaba ti­sanas de manzanilla romana (Anthemis nobilis) con regaliz (Glycyrrhiza glabra) y rabo de gato (Sideritis angustifolia), incluso a lo mejor añadía mal­va (Malva sylvestris), llantén (Plantago major), milenrama (Achillea millefolium), calén­dula (Calendula ofjicinalis), ulmaria (Filipendula ulmaria) e hinojo (Foeniculum vulgare). Miles de años de sabiduría y tradición sanadora indicaban que estas plantas funcionan cuando te queman las tripas en la lucha contra gigantes vio­lentos. Aunque no sabían por qué.




 Hoy sabemos que estas plan­tas están compuestas por éste­res alifáticos y terpenos. Que la manzanilla contiene además lactonas sesquiterpénicas de tipo germacranólido, que son sustancias amargas, principal­mente nobilina y otras como guayanólido, otros flavonoides, compuestos fenólicos como cu­marinas, etc., además que la glicirrina del regaliz tiene pro­bada capacidad antiulcerosa. También hoy sabemos que no hace falta inhibir nuestra ma­ravillosa bomba de protones de por vida. ¡Qué barbaridad! Pe­ro dejemos el reflujo gastroeso­fágico, porque todo esto es sólo un ejemplo y en otro momento podemos hablar del ibuprofeno (y los AINES en general), de lo que se prescribe en medicina alopática para el colesterol o de los antihipertensivos...

La cuestión es que debemos evitar las etiquetas porque no hay medicinas buenas y malas, no existen las medicinas al­ternativas, existen medicinas que funcionan. Las medicinas biológicas y naturales funcio­nan mejor que la medicina alopática para ciertas patolo­gías y peor para otras. Por eso planteamos abiertamente que la medicina del futuro debe ser la medicina integrativa, o más correctamente la medicina integradora, capaz de pensar de verdad en el paciente y no en vender pastillas ni plantas innecesariamente. Capaz de atajar una crisis aguda de ma­nera alopática y proponer un seguimiento integrador que in­corpore propuestas de salud y productos naturales. Evitemos etiquetas, por favor, y pense­mos en los pacientes. La medi­cina convencional oficialista y la medicina natural biológica necesitan unirse porque son complementarias y crear de una vez por todas la medicina integrativa.


Los enfoques terapéuticos y conceptuales de cada tipo de medicina no son tan antagóni­cos como algunos quieren plan­tear. La medicina convencional practica la alopatía porque bus­ca actuar por los contrarios y en base a ello para el ardor de estómago utiliza inhibidores de las secreciones ácidas, o pa­ra una alergia usa antihista­mínicos. La medicina natural adopta una visión global del paciente y una terapéutica ho­lística, no es sólo sintomática y busca intervenir en el origen de la disfunción. Cada persona es única a efectos de diagnós­tico y terapia, pero este axio­ma también es asumido por la medicina alopática. Las dife­rencias no están en los tipos de medicina sino en quienes las practican de manera excluyente. Algunos acusan a las medi­cinas naturales de ser excesivamente terapeuta-dependientes, de manera que para un mismo caso dos terapeutas obtendrían resultados demasiado variopintos y diferentes. Esto puede ser algo comprensible si pensamos en un homeópata, un acupuntor, un kinesiólogo..., actuando individualmente. Sin embargo, también puede achacarse de la medicina alopática el ser un medico-independiente, es decir médico-indiferente, o lo que es lo mismo protocolo-dependiente. La medicina alopática es patética cuando puede prescindir del médico y cualquiera aplica el protocolo de dar analgésicos con omeprazol, por ejemplo. Cuanta más tecnología y protocolos, menos comunicación con el paciente. Y esta comunicación es algo imprescindible en medicina, en la auténtica medicina humanista.



En el principio fue la fitote­rapia, luego vino la química de síntesis y si somos cohe­rentes conduciremos el futuro hacia la medicina integrativa. Desde nuestros orígenes todas las civilizaciones han utiliza­do las plantas para tratar en­fermedades. Actualmente la cifra más consensuada a nivel internacionales que el 80% de la población mundial utiliza para algún propósito hierbas medicinales. Esto supone más de 5.300 millones de personas. Demasiado mercado, demasia­do goloso para los fabricantes de pastillas, los registradores de moléculas. El problema es que la manzanilla o la vale­riana no se pueden registrar y además tienen cientos de mo­léculas. Por lo tanto, lo mejor es prohibirlas, satanizarlas, desprestigiarlas.


La salud es un todo. La salud en sí misma es un concepto holístico o integral porque el ser humano no es un mecano. Por ello la medicina que venga debe ser holística, como es la fitoterapia moderna, porque no sólo busca aliviar síntomas sino que pretende fortificar el organismo, desintoxicar, depu­rar un todo interrelacionado, buscar las causas originarias de la enfermedad. Eso no lo ha­cen las pastillas. La medicina alopático-oficialista ha mostra­do claramente su incapacidad para tratar -eficazmente las enfermedades crónicas. Esto es medicina basada en la evi­dencia, en la evidencia de que no saben qué hacer, en la evi­dencia de que el traumatólogo te receta analgésicos de segun­do escalón y él va luego al os­teópata. Afortunadamente los pacientes cada vez demandan con más energía tratamientos naturales, no invasivos y rece­lan con razón de la toxicidad de las pastillas que tan alegre­mente les son recetadas.

Los pacientes se están dando cuenta de la situación y recla­man una medicina que unifi­que los criterios anteriores, una medicina integrativa que sea capaz de ofrecerle opcio­nes terapéuticas óptimas en su situación. El paciente esta­rá cada vez mejor informado y buscará médicos formados

La medicina alopático­-oficialista ha mostrado claramente su incapacidad para tratar eficazmente las enfermedades crónicas

con amplitud de miras, sin perjuicios en tanto en cuanto que juicios previos acerca de cómo van a abordar su sufrimiento y en fermedades. No se trata de agredir ni marginar, si no de sumar en una medicina inte­grativa todos los instrumentos posibles para que el paciente se cure. Por ello la medicina integrativa, insistimos, es una manifestación práctica del concepto holístico. Ya tenemos hoy en día suficiente experien­cia conjunta (integradora) en muchas partes del mundo co­mo para afirmar rotundamen­te que los pacientes obtienen mayores beneficios cuando se utilizan complementariamen­te ambos tipos de posibilidades terapéuticas.

La medicina debe ocuparse de la salud, no sólo de la enfermedad. Cuando aparece la enfermedad es que ha fallado la salud y debemos tomarlo como un fracaso de la medicina, aunque luego logre restaurar un estado de no-enfermedad apreciable. Todos sabemos que la salud va más allá de la ausencia de enfermedad (OMS) y el modelo médico debe ampliar sus miras para comprender que los pacientes tienen unas necesidades complejas que abarcan los aspectos físicos, los ambientales, los anímicos, los psicológicos, los sociales y los espirituales (a este respecto merecerá la pena desarrollar el concepto de la psiconeu­roinmunoendocrinología en otro número). Esto es lo que tiene en cuneta una medicina integral  holística, orientada hacia el ser humano (no al mecano) en la que destacamos algunas premisas mas relevantes:

1.  Gran relevancia a la relación con el paciente. Atención centrada en el paciente.  El paciente y el terapeuta deben formar un equipo.
2.  La salud es reponsavilidad del paciente. Se le debe capacitar para liberara su propia salud. Debemos evitar enfoques como “me sobreviene  una enfermedad y voy al médico y me la cura”. En primer lugar, la enfermedad no sobreviene ni parece por la buenas como si no tuviéramos responsabilidad de ello. En segundo lugar que llegue el médico "y te la cure" corresponde a una visión mágica de la medicina. Eso sí que es milagroso, pero no es el camino de la salud por­que el paciente debe implicarse completamente en ella. La medicina alopática considera la curación como algo ajeno al paciente, algo externo que se le suministra. La medicina inte­grativa busca que la curación se produzca desde dentro del cuerpo y la mente.
3. Debemos entender al paciente como si fuera una persona (no es broma), es de­cir alguien con cuerpo, mente y espíritu en un entorno con­creto. Sólo así entenderemos la ausencia de salud y podremos intervenir en ella compren­diendo todo su alcance. ¿Existe algún cáncer que no tenga par­te de su origen en la mente, un desencadenante en los proble­mas del alma?
4. Se utilizará el principio de no dañar, eligiendo alter­nativas naturales, menos in­vasivas y con menores efectos secundarios siempre que sea posible. Es posible combinar medicamentos alopáticos contratamientos naturales bus­cando la sinergia entre ambos. Al combinar terapias médicas oficiales con terapias natura­les complementarias debemos contar con profesionales for­mados en las distintas áreas, conocedores de los datos cien­tíficos, objetivos y contrasta­bles, además de libres de men­te y praxis, así como capaces de trabajar en equipo.
5.  Se buscarán las causas de la disarmonía sin quedar­se en tratamientos meramente sintomáticos.
6.  Se promoverá una medi­cina preventiva, incentivan­do un estilo de vida saludable a todos los niveles, cuerpo y mente, capaz de impulsar acti­tudes favorecedoras de la salud y conducentes a fortalecer tan­to nuestra mente como nuestro sistema inmunitario.
7.  Una correcta nutrición es la clave de una vida sa­ludable. Lo acepta todo el mundo y no lo hace casi nadie. Todavía muchos médicos reali­zan el juramento hipocrático y se olvidan de insistir en "que el alimento sea tu medicina y la medicina tu alimento" (Hipócrates).

                                       Todavía muchos médicos se
olvidan de insistir en "que el alimento sea tu medicina
y la medicina tu alimento" (Hipócrates)



Por último también es nece­sario reclamar que el apertu­rismo integrativo alcance a los propios médicos y terapeutas que practican las medicinas biológicas y naturales. Porque no sólo deben ser capaces de integrar las ventajas alopáticas en sus terapias, sino que debe­rían también ser integrativos dentro de la gran oferta existente en elmundo de las medicinas naturales y biológicas. Debe­mos reivindicar la constitución de equipos multidisciplinares que en beneficio de los pacien­tes sean capaces de plantear las terapias combinadas idóneas, integrando por ejemplo pasti­llas alopáticas con fitoterapia y acupuntura, o bien homeopatía con medicina ayurvédica.

Las unidades de oncología de muchos de los hospitales consi­derados más serios incluyen reí­ki en las terapias para el cáncer, además numerosos sufridores de quimioterapia se están ya be­neficiando de aportaciones ho­meopáticas que minimizan los efectos secundarios y malesta­res que padecen; éstos son muy buenos comienzos de abordajes integrativos.
En consecuencia hablamos tanto de equipos como de pro­tocolos multidisciplinares. Pro­tocolos en el sentido abierto, no en el aspecto restrictivo con que se utilizan ahora. Estableciendo un rápido listado de algunos de los acercamientos o líneas de actuación más relevantes que formarían estos protocolos in­tegrativos, podemos incluir los siguientes:


  • •      Medicina convencional atopática
  • •      Fitoterapia
  • •      Medicina macrobiótica
  • •      Medicina ortomolecutar
  • •      Medicina ayurvédica
  • •      Nutrición, incluyendo el es­tudio de absorción de nutrien­tes: analíticas de intolerancias alimentarias, cándidas y disbiosis...
  • •      Acupuntura
  • •      Homeopatia
  • •      Psicologia y medicina psicosomática
  • •      Fisoterapia
  • •      Osteopatia
  • •      Reflexologia
  • •      Metodos de kinesiología
  • •      Reiki
  • •      Bioresonancias
  • •      Colonoterapia: hidroterapia del colon y otros
  • •      Magnetoterapia
  • •      Ozonoperapia
  • •      Flores de Bach
  • •      Y muchas otras, noessiterapia, odontología neirofocal, cromoterapia…

Tengamos una mente abierta e integrativa, por favor. La pregunta correcta es como favorecer al paciente y no cuales de las técnicas de mi especialidad puedo aplicar en cada caso.


Fuente: Revista Fitoterapia Holística - José Antonio Quesada (Psicologo)