martes, 21 de mayo de 2013

Usos de la aromaterapia en la cocina.



Aquella mañana de invierno era fría, lluviosa y gris. La bisabuela se levantó y dijo: Hoy es un día para pizza de romero”. Y no se equivo­caba, pues esa hierba aromática activa la circulación y da calor. En mi memoria quedó impreso el recuerdo de sus manos ancianas amasando y de aquel sencillo manjar crujiente elaborado tan sólo con harina, agua, romero y sal. Pero mi bisabuela tenía un secreto, ella decía:

"No hay buena masa sin canto ".
Recuerdo con emoción una de sus canciones, en un dialecto italiano:
"Cherni, cherni la comá, e fachemo lo belo pá. Lo pá e le panete, basha angulo le fandelete."
Se podría traducir así:
"Ciernen, ciernen las comadres y hacemos el bello pan. El pan y los panecillos, y besamos las nalgas de los chiquillos."
La bisabuela sabía vivir; la conocí ya mayor, pero fue siempre joven de corazón. Falleció, de muerte natural mientras dormía, a los 98 años.

Para ella, como para las mujeres de antaño, preparar la comida era una ceremonia. Tenían conciencia de que la cocina es el centro alquímico de la casa, donde, me­diante el fuego, los elementos se purifican y se transforman hasta lograr la sutil condición de manjares que reconstituyen el cuerpo y reconfortan el alma. Recuerdo la sopa de ajo de mi abuela española, las hojas de vainilla que hervía mi tía para lograr un ex­quisito flan, el picadillo de ajo y perejil que mi madre incorporaba a la ensalada de patatas y los mil aromas que en medidas cantidades poblaban las ollas y sarte­nes: el amarillo azafrán, la fragante canela, el toque de clavo de olor en la mermelada de manzana, la pimienta en grano de los escabeches, la albahaca, el laurel y el estragón, el pimentón español, el orégano y el cilantro, el cebollín, lamenta y el eneldo.



Recuperar estos sabores es hacer de la cocina un arte donde los platos adquieren rasgos de vida, se vuelven excitantes o sedantes, lujuriosos o inocentes, inducen a la calma y a la relajación o abren la puerta a otros ape­titos; tienen toques pasionales, avivan los sentimientos o inducen a un pensamiento más claro.
Cuando condimentamos nuestros platos les agrega­mos mucho más que olor y sabor, pues cada hierba po­see sutiles efectos terapéuticos. ¿Quiere conocerlos? Tome nota.

•Romero: En el siglo XIV la reina Isabel de Hungría, de 72 años, que tenía gota y reuma, recuperó su salud gracias a una receta que contenía romero. Así, rejuve­necida, conquistó al rey de Polonia y contrajo matri­monio con él.
La leyenda popularizó el agua de la reina húngara, que tenemos en casi todas las casas, como lavanda, orégano y romero.
Estudios actuales confirman las virtudes del romero. Es estimulante de la circulación, por lo tanto afrodisíáco, y aplicado en uso externo calma dolores articuláres y reumáticos.
Tomado como infusión ayuda a la digestión, actuando sobre el estómago, vesícula e hígado y en los intestinos, calmando retortijones y ayudando a expulsargases.
El té de romero descongestiona las vías respiratorias, y se recomienda para los resfriados, gripes y catarros.
Induce la regla, por lo que las embarazadas no deben abusar de él, aunque pueden consumirlo en forma de aliño sin ningún peligro.
Es un tónico estimulante del sistema nervioso. Es bueno para la memoria. Calma las taquicardias, los marcos y los vértigos. Ahuyenta los insectos, mata los piojos y las ladillas. Tonifica el pelo.
Es antioxidante y actúa contra hongos y bacterias. Se puede espolvorear sobre las heridas. Estas propiedades lo hacen apto para conservar carnes asadas. No dude en usar romero en sus comidas, aun en pizzas y ensaladas; no sólo acentuará su sabor, sino que les agregará virtudes curativas.

•Infusión: llamada comúnmente té o o tila. Poner en un jarro una cucharada de hojitas de romero. Verter sobre ellas una taza de agua hirviendo. Tapar y dejar reposar cinco minutos. Beber después de las comidas tres o cuatro veces por día.
•Tintura de Romero: Macerar veinte gramos de hojas (puede incluir flores también) en cien centímetros cúbicos de alcohol puro, de farmacia. Usar después de una semana para masajes en zonas doloridas.
•Orégano: Además de ser digestivo, ayuda a calmar las penas y las pasiones. Es sedante. Un té con miel garantiza un sueño plácido. Preparar en infusión, a razón de una cucharada por taza. También es útil para resfriados y catarros; es expectorante y suavizante delas vías respiratorias.


•Laurel: No debe faltar en ningún guiso. También se puede usar en la sopa. Es tónico estomacal. Aumenta el apetito. Es afrodisíaco. Las hojas secas esparcidas en la cocina y en las alacenas ahuyentan las cucarachas.
 •Albahaca: Conocida desde la más remota antigüedad, se dice que Alejandro Magno la trajo de la India.
Es estimulante de la digestiónydiurética, es decir, ayuda a eliminar la retención de líquidos. También es recomendable para las indigestiones de origen nervioso, los gases y los parásitos intestinales.
En infusión calma los nervios y aumenta la secreción de leche materna. Preparar un té con una cucharada de hojitas en una taza de agua hirviendo. Puede ser abortiva para las embarazadas, no así usada como aliño. Con ella se elabora la típica salsa italiana "pesto", picándola junto con ajo y nuez.
¡Sencillísimo! También podemos hacer una exquisita ensalada con tomate, queso de mozzarela, albahaca, aceitunas negras y aceite de oliva.
•Ajo: Es antiparasitario, hace descender la presión arterial y el colesterol. Es un antibiótico y bactericida natural. Estudios recientes confirman su fama de multicurador: se ha comprobado que ayuda a eliminar el plomo acumulado en el organismo humano y otras sales metálicas contaminantes. También ha demostrado que ayuda a fortalecer el sistema inmunológico. La Naturaleza es pródiga. Cuando nos alejamos de ella, nuestra vida se va haciendo gris, insípida y monótona, y esto también contribuye al estrés, al mal humor y la depresión.
No sé si el tiempo de antes era mejor, si las mujeres que cocinaban cantando eran más felices, pero no cabe la menor duda de que podemos recuperar afectos, aromas, colores y sabores para que nuestra existencia sea más plena.


Recetas últiles

TE PARA EL CANSANCIO: Echar una taza de agua hirviendo sobre una pizca de té común, dos o tres clavitos de olor, dos trocitos de canela y mondas de naranja o limón.
Estas últimas frutas deben ser caseras pues las cáscaras de las compradas no son aptas para consumo humano, por los pesticidas que contienen, tal como lo indican las advertencias de las cajas.

TÉ REFRESCANTE: de menta, a razón de una cucharada por taza. Se puede tomar frío. Ideal para estudiar, porque despeja la mente.

PARA EL DOLOR DE MUELAS: Chupar dos o tres clavos de olor. Colocarlos en la zona dolorida.

Fuente: Vivir mejor nº 140

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